Tras la puesta en
escena de la propuesta que ha hecho Jeremy Scott para Moschino en la
última fashion week de Milán, podríamos entrar a una tienda de la
marca pidiendo un Big Mac y una Coke tamaño XXL. Basándose en la
comida rápida, el nuevo director creativo, ha hecho que esté en
boca de todos su debut para la marca. En su día, Vogue tachó en una
de sus páginas la ropa de Jeremy Scott como “ ropa extraña que
nadie se pondría”. Calló bocas con la colección ready-to-wear
primavera/verano del 2000. Una ingeniosa combinación entre la mujer
trabajadora de los 80, el lujo sencillo y el sexismo femenino.
Pero Jeremy siempre
será Jeremy. Diseñador ecléctico y amante de la cultura pop ha
intentado crear un desfile que llevara su propio sello de identidad.
Un hombre cosmopolita que ha intentado reinventar la marca y volver a
ponerla en el candelero. Con una inspiración más Andy Warhol que
con la vista en su antecesor arrrancó los aplausos del front row y ha ganado nuevas adictas, y espero que Anna Dello Russo sea una de ellas.
Pero, si echamos la
vista atrás, podríamos haber anticipado cuál sería la vía de
escape en este desfile. Las gafas de Mickey Mouse que Lady Gaga sacó a
la luz fueron diseño suyo, así como el vestido confeccionado con
carne. Las campañas que hizo para Adidas tampoco estaban muy
alejadas de piezas extravagantes y muy diferentes a las que se tenía
acostumbrados a las clientes.
Made in USA y una oda a la comida rápida, así describiría este desfile. Diseñador polémico y atravido donde los haya espero que no pare de sorprendernos en este nuevo proyecto que ya ha tenido su pistoletazo de salida.
Fotos: Getty Images

